Bajar las escaleras que me dijo un pajarito
―indicaciones de un guía inesperado
de verde plumaje con patrones de esperanza―
para encontrarte aguardando los 06 minutos
que quedan hasta la llegada del próximo tren.
Expectativas que esta vez no condujeron
a la desilusión de las ideas creadas
―y recreadas una y otra vez por la insania―
para darme cuenta de que cabe la posibilidad
de que ahí se encuentra la raíz del problema.
Dirigir la mirada hacia tus manos entretenidas
en tejer una manta de ensoñaciones
entre las que me gustaría verme envuelto,
mientras me pregunto de quién fue el capricho
de ponerte justo al otro lado del andén.
Estar juntos en la misma línea,
recorrer infinitos opuestos.