30 de enero de 2008

La vi como el viento

La vi como el viento
abatiendo hojas con un silbido,
dirigiendo veletas que me señalaban,
mientras caminaba escoltada por el frío.

Me gritó con su aliento,
en una noche convulsa de enero,
y me arrebató con violencia lo que tenía,
humillándome con el desdén de su silencio.

Siguieron noches en vela
o madrugadas que entran sigilosas,
Madrid es una ciudad llena de insomnes,
marchita toda por sus pisadas.

Anoche me sonrió la suerte,
la pude ver convertida en brisa,
me reconoció, me dio la mano, una sonrisa,
y al oído el francés de sus susurros:

c'est la vie comme elle vient.

Merci beaucoup, Lewis.