Allí estaré.
En las noches que terminan
con un final postizo
como unas gafas sin graduar
o un jaque mate ilegal.
Algo comúnmente aceptado
porque al final todos sabemos
que nadie nos llevará a ningún sitio
cuando haya cesado el ulular
y aún no existan los shai-hulud.
Allí me convertiré en estatua.
Para que un alegre borracho
se ensañe conmigo,
me escupa, me pinte,
o me acaricie,
dejando entrever la cruda realidad.
Porque él es como el agua
y yo soy un espejo; un reflejo
transparente, incapaz de mentir
o de encubrir la verdad.
Allí.
28 de diciembre de 2007
Naïf
Escrito a las 9:14