23 de junio de 2009

¿Por qué el verano ya no huele a cloro?

-Últimamente tengo muchas ganas de suicidarme.
-Bonitas palabras para decir en este día, ¿no? Ya desde por la mañana dando por culo...
-No me malinterpretes... no es por ti. Sólo que últimamente me pasa esa idea por la cabeza. Pero muy de vez en cuando...
-No te sigo.
-Sí. ¿Conoces el puente que va hacia mi trabajo, el que cruza la M-40?
-Sí, claro. Joder, a ver si termina ya y me pongo con la consola a jugar al GTA IV
-Paso por ahí todos los días, y todos los días me hago la misma pregunta. ¿Y si me dejara caer? Un marrón menos para la humanidad, a todas luces. Luego pienso en que quizá provoco un accidente... y desestimo la idea. Sólo soy una suicida potencial, no una asesina...
-Ajá. Accidentes. Yo los hago todos los días. Parar el tráfico, camión en medio, y ¡bum!
-Pero, ¿y si me disfrazara ahora mismo de princesa leia? A ver si pillo hoy el rifle francotirador...
-¿Eh?, sí, esa peli hace mucho que no la veo.
-... ¿Y esa cara larga? ¿De qué estaría hablando?
-... Este tío es gilipollas.
-... Mieeeeerda...
-... Este tío es gilipollas integral. ¿Qué coño estaré haciendo yo aquí?
-¿Qué? ¿Qué he dicho?
-Eres la repolla. Podría haber estado haciendo el pino en lugar de tomándome un café, y te habría dado igual. ¿Es que nunca te fijas en lo que estoy haciendo, en lo que te estoy diciendo? Todo te da igual, siempre con el puto piloto automático.
-... ¿Un deus ex machina guapante que me salve? ¿Por favor?

Un segundo después, un cataclismo cualquiera acaba con la humanidad. Dios cuida a su creyente.