28 de septiembre de 2008

Pertenecemos a una logia superantigua que lo va petando.

Confieso
que desde el sábado pasado,
no puedo quitarte de mi cabeza.
Me siento como una quinceañera
con tu foto forrada en mi carpeta,
repitiendo tu mirada una y otra vez
en mi cabeza, evitando emborronarla.

Confieso 
que creo que soy un estúpido
al escribir estas líneas de metro,
construyéndome una estación en curva 
donde meter la pata y la vergüenza,
sin cuidado alguno para no introducir
clichés que dejan a cero la elegancia.